sábado, 23 de octubre de 2010

Socialización de Isa - (Su Historia)

Aquel jueves de Enero de 2009 amaneció, como tantas otras mañanas de invierno, un día de cielo gris y lluvia fina; un amanecer de frío seco y viento cortante en la campiña del pueblo pacense de Azuaga. No era una jornada normal, desde hacía unos días un acontecimiento especial había hecho del pueblo el foco informativo de la región. Azuaga llevaba de nuevo a la provincia de Badajoz la fase final del campeonato nacional de galgos en campo, la LXXI edición de la copa S.M. El Rey de caza con galgos, el acontecimiento que ponía fin a la temporada en toda España. Ese jueves era el día de la gran final, pero era un día descafeinado, las inclemencias del tiempo habían retrasado el fin del campeonato unos días, y las galgas extremeñas no habían llegado a la gran final. Tan solo se esperaban unos cientos de personas en los miradores del corredero Las Pipas, las espectativas iniciales hablaban de más de 20.000 personas, pero las cosas no siempre salen como se espera.

Juan es un joven guardia civil asignado al cuartelillo de Granja de Torrehermosa, lleva unos meses en ese destino  y pertenece a las patrullas que estos días tienen que lidiar con el control de los accesos y el público en la celebración del campeonato en Azuaga. Respira aliviado al ver que la lluvía está estropeando el día y no tendrá que estar toda la mañana convenciendo a la gente que quiere meter los vehículos todoterreno en medio de las fincas privadas santándose las normas que se han impuesto para ver el campeonato. A Juan le importa un pimiento lo que ocurra allí, pero sólo quiere que sea una mañana tranquila y de momento lo está siendo. Apoyado en el coche patrulla coge sus prismáticos y revisa los cientos de hectáreas de la finca, donde la tenue neblina del amanecer ya ha despejado totalmente. Tras revisar la finca detenidamente dirige el objetivo hacia el pueblo que está a apenas un kilómetro y se detiene en la observación de las ruinas del castillo. Parece un sitio interesante, piensa, que pena que esté tan mal conservado. Desde la imagen que focaliza sólo consigue identificar lo que sería una torre fortificada y los restos destrozados de varios muros de protección. Antes de bajar los prismáticos hay algo que le llama la atención, ve una figura que parece ser una persona que se dirige andando colina arriba hacía el castillo, casí no lo llega a distinguir, pero le parece que lleva algo blanco, como una bolsa o algo parecido en la mano. Juan continua su ronda por los caminos embarrados de la finca, y se le viene la imagen a la cabeza. ¿Quién narices va a subir un día como hoy a las ocho de la mañana a las ruinas del castillo?... en fin,, en este país hay gente para todo, piensa, y continua su turno con normalidad.

Unos minutos antes, Isabel, vecina del pueblo ya hace rato que está despierta, y como todas las mañanas sigue su misma rutina, tras desayunar y prepararse en casa va a la cocina y llena un tupper con un guiso de arroz con pollo y bolas de pienso para perro secas. Vuelve a llenar la botella de agua que tiene junto al pienso y lo mete todo en una bolsa de plastico. Se arma de abrigo, gorro, guantes y bufanda y sale a la calle. De ahí, al Castillo de Miramontes tiene unos diez minutos a buen paso. Cuando llega a las ruinas del castillo una lluvia fina le empieza a mojar la cara, no es una buena noticia, con este frio y la lluvia hoy no veré a Bonita , se lamenta. Y en efecto, cuando vuelve al día siguiente a dejarle comida y agua otra vez a la pequeña galga Bonita, la única prueba que tiene de que al animal sigue por allí es que alguien se comió su guiso de arroz. La llevaba viendo más de un mes, desde navidades de ese año y no había conseguido que la pobre Bonita (así la llamaba) se le acercara a más de veinte metros.

Bonita (Isa) en la primavera de 2010
 Los meses fueron pasando e Isabel seguía su rutina diaria, todas las mañanas, todas las semanas, todos los meses... y muy lentamente Bonita empezó a confiar. Más de un año después, en la primavera de 2010 Bonita paseaba todos los días con Isabel, una amiga, y los perros de ambas, guardaba las distancias, pero en aquellos momentos de esparcimiento diario, Bonita era una más. Por aquel entonces ya era una pequeña parte de sus familias, pero comía y vivía en otro lugar, su territorio eran las ruinas del castillo. En una ocasión, en mitad del paseo diario, una furgoneta (o fregoneta para entendernos mejor) paró a su lado y su ocupante se asomó y le dijo a Isabel que la perra era suya, que la cogiera inmediatamente y se la diera. 
-. Cójala usted si puede-. le contestó, y tras unas cuantas advertencias de mal gusto continuó su camino.

Ella sabía que aquel individuo era de esas personas que no olvidan fácilmente un desafío, por pequeño que fuese, y que no se olvidaría de la pequeña Bonita.


Azuaga, pensó Isabel, no fue un lugar muy amable para la pequeña Bonita en su pasado, y, o lo remediaba de alguna manera, o no sería tampoco un buen lugar para ella en el futuro. Tan sólo la imagen de aquel hombre le  helaba la sangre.

Unos días después de aquello saltó la chispa, y , en medio del paseo, Isabel se acercó y Bonita, parada y por primera vez confiada, se dejó acariciar. Fueron sólo unos segundos, enseguida reculó, pero ese gestó fue el principio de todo lo demás.
Este verano, tras más de un año y medio de acercamiento, preocupación y trabajo, Isabel entraba en su casa con Bonita en brazos. Era difícil de explicar, pero la pobre Bonita, no podía permanecer en ese pueblo por mucho tiempo más por su seguridad y la de quienes se habían preocupado por ella. Y de ahí fue a otra casa a bastantes kilómetros de allí, a casa de una de esas personas que nunca dice que no cuando se la necesita.
El día que Bonita salió de su casa, con los ojos llenos de lágrimas, Isabel recordó todas las alegrías que les había dado aquel manojito de huesos caminando junto a ellas y jugando con sus perros, y también recordó la dureza de los inviernos, el frío, el agua y la soledad de tanto y tanto tiempo... Le venían a la cabeza imágenes del principio, cuando subía sola al castillo con su bolsa en la mano pensando si estaría o habría desaparecido, de aquel Enero de 2009, aquel en el que se hizo el campeonato de galgos...

En ese Jueves 22 de Enero de 2009, a las seis y media de la tarde y tras un día agitado, Isabel veia por su ventana caer los primeros copos de nieve de lo que sería una de las mayores nevadas del año, se sentía rota por dentro pensando si su pequeña Bonita sería capaz de resguardarse bien esa noche, si habría buscado un buen sitio para no congelarse y llegar viva a la mañana siguiente.
En ese mismo instante, en el Polideportivo del pueblo, ante los gritos, aplausos y vítores de muchas personas, un hombre levantaba en alto a la galga madrileña Agueda, campeona de España y envuelta en una manteleta con la bandera nacional; mientras Juan, el guardia civil del cuartelillo de Granja de Torrehermosa, veía el espectáculo desde la entrada del edificio. Miraba su reloj, observaba que caia la noche y la nieve, y murmuraba satisfecho para si mismo:
-. Vaya con el rollo de los galgos, hoy voy a echar unas cuantas horas extra.
A su lado unos hombres comentaban la cara de felicidad del hombre que levantaba a la perra como si fuera un trofeo y aseguraban, que aquel hombre ya tenía la vida solucionada sólo con lo que sacaría de la crianza de los cachorros de la flamante campeona.
Y en el más absoluto silencio, bajo las losas de caliza de lo que antaño fue el acceso a la torre del castillo de Miramontes, Bonita se encorvaba y giraba sobre si misma tumbada, metida en un minúsculo hueco, ponía su pequeña cabeza escondida en su vientre para ganar calor con su propio aliento. Negra como la noche en el castillo y en ruinas como él, sólo deseaba hacerse cada vez más pequeña, cada vez más minúscula, más leve ...así hasta desaparecer.

El Guadiana y la traílla.

Dedicado a los que, como Isabel, no se dan por vencidos, a los rescatadores de perros tímidos.

Bonita (Isa) en su cama en la noche del 22 de Octubre de 2010

4 comentarios:

  1. ¡Que guapa es y que suerte ha tenido de dar con vosotros!De lo que no tengo duda es que ha caído en las mejores manos, doy fe de ello. El trabajo que habéis hecho con "nuestra" Martina (nuestra y vuestra) no os lo podremos agradecer lo suficiente nunca. Tenemos un animal superfeliz y libre de miedos gracias a vosotros. Animo, enhorabuena y a seguir adelante con vuestro trabajo con Isa y con los que vengan detrás.
    Un beso grandón....

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  2. Bienvenida princesa. Poco a poco lo lograremos ya veras..

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  3. que bonita es y que suerte ha tenido de encontrar a esa bella persona que ha aguantado viento y marea hasta que se ganó su confianza,seguro que tiene una parcelilla ganada en el cielo de los perros.....

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  4. Muchas gracias!!
    Que le vaya bien!!

    Con un cordial saludo de Alemania!

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